
Bendito aquel día
En que nada ocurrió más que un reflejo
Eterno que irradiaba
Mis intentos hacia su camino
Yo esperaba su expresión,
Pero en su lugar escuché el sollozo
Más hermoso de todos...
Un lamento que tintineaba
A música de acordeón,
Que ocultaba curiosidad,
Algo de miedo e incertidumbre...
Que selló como acordes mi fervor hacia si
Sagrado ese día...
Por qué fue el primero de tantos
Que pude escurrir sus sollozos
Y compartir sus gozos
Que pude abrazarle y transmitirle
Amistad y lealtad
Ese día fue bendito...y yo más aún
Porque me tiene...y yo lo tengo conmigo.
Eyina.
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